Anselmus Baru, cmf
Al final del año 2024, el padre Antonio Llamas, me pidió que podía escribir sobre la realidad social de Venezuela desde mi experiencia misionera, por ello me atrevo a escribir estos párrafos; no lo hago desde una visión profunda y exhaustiva sobre la realidad, mediante este escrito reconozco mis limitaciones de interpretación del contexto y de los hechos; con ello, simplemente quiero dejar en este texto lo que hemos vivido en este hermoso país, a parte, intenté resaltar unas pequeñas iniciativas que surgen desde el contexto, respondiendo a la realidad social donde estamos inmersos.
La realización de este texto, fue iniciada luego de la juramentación de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela el 10 de enero, tras las polémicas de los resultados de las elecciones presidencial del 28 de julio de 2024; aun así, estas líneas no pretenden hacer un análisis político tras de ese evento, sino un compartir de experiencias desde lo que hemos vivido día a día, recogiendo los momentos y las acciones misioneras ante la situación social que nos enfrentamos en nuestra misión, y citando unas ideas y resultados de investigaciones de expertos con el fin de reforzar las ideas en cuanto análisis de la realidad social tan compleja que se vive en Venezuela.
Una Realidad Social, Política y Económica Compleja
Desde hace más de una década, Venezuela está atrapada en una profunda crisis que afecta todos los aspectos, a partir del quiebre de modelo económico, el cual depende de la exportación del petróleo y en la centralidad económica del Estado. Así mismo, en estas últimas décadas, Venezuela experimenta una política que va en deterioro de su democracia.
Según Víctor Mijares (profesor del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes) existen cuatro factores para entender la crisis de Venezuela: Primero, el petróleo debe darlo, esto se refleja en la relación de los venezolanos donde el petróleo es parte de su idiosincrasia, ya que el petróleo no emplea a más de 150.000 personas, pero sí debe mantener a 32 millones de ellas; segunda, el estado permea la relación entre el Estado y la sociedad, generando una situación de clientelismo y paternalismo; tercero, la “relación civil-militar generó un esquema de poder pretoriano, donde los militares son el fiel de la balanza”; cuarto, la relación de Venezuela y el resto del mundo, donde algunos pocos se aprovechan de los recursos del petróleo. Para Mijares esta situación puede ser peligrosa e incómoda, porque al ser un país tan pequeño queda atrapado en medio de potencias como Rusia, China y Estados Unidos.
Desde este panorama podemos entender que, Venezuela, fue considerado en algún momento de la historia como un país de los más rico de América latina, desde una economía fundamentada en el petróleo; pero en estas últimas décadas, esta economía, ha sufrido múltiples crisis y se ha convertido en uno de los países de la región con más dificultad en su economía y política.
Los indicadores como PIB per Cápita, esta decaída; desde que Nicolás Maduro es presidente, Venezuela ha perdido US$ 4.825 de PIB per cápita, ya que, en 2013, cuando asumió, estaba en US$ 8.692 y para 2024 cayó hasta US$ 3.867, la pobreza extrema y la desigualdad, son realidades que reflejan un panorama de un país deteriorado, atrapado por los múltiples aspectos de la crisis. Esta realidad se empeoró por la política internacional y el embargo económico que aplica Estados Unidos.
Citando a Luis Oliveros, Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Metropolitana de Venezuela, la producción petrolera de Venezuela en este momento solamente es un tercio de lo que era hace quince años; desde este panorama, nos podemos imaginar que la situación del desarrollo en este país es aún cada vez más difícil. Por ello, una de las estrategias que aplica el gobierno para que la economía del país siga caminando es el aumento de impuestos al sector privado, que luego trae consigo unas consecuencias, entre ellas el alto costo para el sector empresarial y la producción.
La realidad compleja tanto en lo político como también en lo económico al interno del país, ha causado olas de migración masiva de los venezolanos a los diferentes países en América y Europa, que, según el dato de ACNUR, más de 7,7 millones de personas han salido de Venezuela buscando protección y una vida mejor; la mayoría, más de 6,5 millones de personas, ha sido acogidas por países de América Latina y el Caribe. Pero, no podemos desconocer que este flujo de migración crea otros problemas en los países de acogida, por ejemplo, xenofobia, oportunidad de empleo, violaciones de los Derechos, mano cualificada a bajo costo, prostitución y maltrato y otros problemas sociales.
Lo anterior, ha causado la ausencia de personal profesional en el país, la salud, la educación, las tecnologías e industrias, entre otras; una gran preocupación, a la vez, es la realidad de descomposición familiar que va causando la migración y el efecto económico causado, los que migran suelen enviar dinero (remesas) a sus familiares en el país. Según los estudios, las remesas procedentes del extranjero juegan un papel cada vez más importante en la economía venezolana, datándose alrededor de 35% de los hogares venezolanos reciben remesas desde el extranjero frecuente u ocasionalmente. Las estadísticas muestran que, la cantidad promedio de envío de remesas al mes se sitúa en 65 dólares y el total de esta cantidad asciende hasta los 3.000 millones de dólares anuales. Esta cifra ha aumentado 120% desde año 2020, que estaba alrededor de 1.300 millones.
En la relación con la economía, la moneda oficial de Venezuela es el Bolívar, aunque no es oficial el dólar es la moneda que más circula en la economía causando así una dolarización informal. En esta realidad, el gobierno maneja el valor de las tasas del cambio a través del Banco Central Venezuela, pero con un cambio fluctuante que muestra la inestabilidad económica y el impacto que causa en la economía familiar.
Según las estadísticas, el dólar BCV subió apenas 2,67% en los primeros nueve meses de 2024, pero a partir de octubre el incremento ha sido de 40,66%, por ello, la variación de los precios de materiales, alimentos, salud, y la vida en general, se da según el tipo de cambio del día, de allí, que se produzca una inestabilidad económica, dificultando el desarrollo y agudiza más la crisis. A esto tenemos que anexarle que no siempre en los mercados se cobra según la tasa oficial del BCV, porque existen otros modelos de cambio, como lo es el paralelo, el promedio (que es un cambio que se da promediando las diferentes tazas) y esto lleva siempre a tener una variación en los precios.
Desde este panorama, en el año 2023, ENCOVI (Encuesta Nacional de Condiciones de Vida), realizó una encuesta, mostrando los siguientes indicadores: el 51,9% de la población vive por debajo de la línea de pobreza; pero, de manera detallada, ENCOVI, relata resultado de sus encuestas, indicando que el 89% de los hogares padecen inseguridad alimentaria y no pueden cubrir los costos de la cesta básica de alimentos y el 70% de la población vive en zonas de alto riesgo de peligros naturales.
En cuanto las cifras de desempleo, hay diversas estadísticas, dependen de las fuentes de referencias de consultas, para el Gobierno de Venezuela, la tasa de desempleo de su población está el 7,8%, mientras que según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) eleva esta cifra al 40,3%. Por su parte, los datos del Observatorio Venezolano de Servicios Públicos (OVSP), el 77% de las personas venezolanas tiene un acceso limitado al agua, mientras que el 11% de la población afirma tener acceso a agua potable cualquier día de la semana.
Alimentación, Salud y la Educación
El tema de la alimentación, la salud y la educación son temas fundamentales al hablar de la situación de Venezuela actual como parte de los derechos fundamentales de la vida humana. En esta situación de crisis, los últimos años han marcado un profundo deterioro en las condiciones de vida de los venezolanos, a ello, se refleja también en la reducción y la disponibilidad del acceso de la compra de alimentos a causa de la inflación.
Michael Fakhri, el relator especial de las Naciones Unidas (ONU) sobre el derecho a la alimentación, en su visita a Venezuela en febrero de 2024, destacó que “las dificultades que enfrentan las familias venezolanas para satisfacer sus necesidades básicas, recurriendo a medidas negativas como la reducción de porciones de alimentos, la omisión de comidas y la adquisición de productos menos nutritivos”.
Este panorama, ha afectado la condición de salud de los venezolanos, pues según los datos, “el 30% de los hospitales públicos no tiene ningún tipo de material básico como lencería, gorros, batas quirúrgicas, tapabocas, entre otros” (“Venezuela: radiografía de un sistema de salud en crisis”). Encontramos sistema de atención a la salud implementado por el gobierno favoreciendo los primeros auxilios en la localidad en convenio con el estado cubano. En este momento, estos centros de atención igual están sufriendo por falta de materiales básicos.
En medio de la crisis existe la posibilidad de costear un seguro de salud a nivel privado. Pero sus precios son muy elevados. A esta realidad, según la ONG Médicos Unidos por Venezuela, más del 90% de la población no puede costear una póliza de seguros, ni los gastos de atención en un hospital privado, por lo que la mayoría depende de un sistema público de salud que está en crisis. El acceso a la atención a un hospital público para las atenciones quirurquicas, se requiere un tiempo largo de espera para que puedan ser atendidos y el paciente tiene que costear algunos de los insumos que también se convierte en una experiencia traumática para quienes le toca.
No es muy diferente la realidad educativa en el país, el portal de noticias DW (Deutsche Welle) en su reportaje el mes de octubre 2024, reveló los datos actuales basados en los datos de ONG Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad de Los Andes de Venezuela, quien afirma que «más de la mitad» del personal docente del país está «por debajo de la línea de pobreza». En este mismo artículo, DW informo que, citando los datos de El Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (CENDAS-FVM) calculó que el salario promedio de un docente al mes es de unos 21 dólares al cambio oficial, que sería insuficiente para cubrir el costo de la canasta básica alimentaria, estimado -en agosto de 2024 por la organización- en 107,8 dólares por persona; además que de allí tiene que cubrir los materiales de apoyo, que no encuentra en la institución y el transporte para dirigirse a la realización de su actividad académica.
Ante este panorama, se encuentra una realidad de alta deserción escolar y déficit del personal docente, infraestructuras inadecuadas que no garantizan los procesos educativos para el mejor desarrollo educativo; en la investigación de DevTech Systems, en la cual participa la Universidad de los Andes, Venezuela, la principal causa de inasistencia escolar durante el período 2020-2021 se da por: “la falta de comida en el hogar (78,3 por ciento), la falta de servicios básicos (56,7 por ciento), no poder adquirir los materiales y útiles escolares (55,5 por ciento), razones de salud (44,4 por ciento), necesidad de ayudar en las tareas del hogar (43,7 por ciento), el alumno no desea seguir estudiando (43,5 por ciento), el alumno no considera importante la educación (39,7 por ciento), y costo del transporte (25,9 por ciento). Más de la mitad de los estudiantes (56,9 por ciento) reportaron sufrir de vulnerabilidad alimentaria”.
Iniciativas Claretianas Desde la Línea de Solidaridad y Misión-SOMI
La presencia claretiana en Venezuela, no es ajena a la realidad de su población. Precisamente, el sentido de la vocación misionera consiste en seguir caminando con el pueblo en medio de esta realidad social que están viviendo.
Ante esta realidad, nuestra Congregación es un organismo consciente del desafío humano más apremiante: la sostenibilidad de la vida humana y de la Casa Común. Siguiendo las orientaciones capitulares (QC 81-86), la Provincia Colombia Venezuela relee este sueño global apropiándolo a las condiciones del Organismo y sus dos regiones de misión e incidencia, Nos «soñamos una Provincia Colombia Venezuela con comunidades comprometidas en el cuidado y defensa de la Casa Común y en la construcción de la Interculturalidad, la justicia y la paz evangélicas, dentro del marco del proyecto de Solidaridad y Misión» .
Desde este sueño, nos jalonan en el horizonte acciones en las que contribuyamos a la concreción de la dignidad y la igualdad de las personas, los pueblos, comunidades y culturas en su autodeterminación, sostenibilidad y preservación de la Casa Común. Nuestros compromisos son faros que orientan nuestro tejer, caminar, articular e incidir desde y con nuestras comunidades misioneras, encarnándonos solidariamente en la humanidad de los pobres y las víctimas, “no se puede ser claretiano como si los pobres -y las víctimas- no existieran, tampoco se puede ser claretiano sin denunciar las estructuras de injusticia, sin luchar contra el sistema que las perpetúa, proponiendo alternativas”.
En medio de la realidad de Venezuela, fundamentada por nuestra vocación misionera y orientada por las líneas de acción de la congregación, nuestras comunidades han planteado las estructuras de la animación pastoral de Solidaridad y Misión, SOMI-Justicia, Paz e integridad de la Creación (JPIC) en el nivel local, zonal y regional con el fin de dinamizar las acciones sociales en nuestra misión. Por ello, fuera las atenciones sacramentales en nuestros centros misioneros (parroquias, colegios y la casa formativa), la situación que nos rodea, nos obliga a buscar de manera creativa, el ir más allá del culto, entrar en lo social, ya que los procesos religiosos deben ir a la par con los procesos sociales de los pueblos, no podemos ser ajenos a la realidad social del pueblo.
De manera organizada, la provincia a través de la procura de misiones, Proclade ColVen, la comunidad local, y la procura General de Misiones con el apoyo de algunos organismos de la congregación, nuestros colegios, algunas ONG’s locales, Caritas Diocesana, de manera creativa se atiende la situación de la crisis en diferentes zonas, respondiendo a la situación según el contexto y la necesidad de la zona y del contexto local donde estamos ubicados.
Unas iniciativas que se pueden destacar son:
- · En los tiempos de crisis fuerte y en tiempos de pandemia Covid 19 (2017-2021), y en algunos centros misioneros (San Félix, Delta Amacuro y Mérida) siguen hasta la actualidad, la iniciativa “Olla Solidaria” que consiste en preparar alimentos y repartir a las personas más necesitadas en diferentes localidades donde estamos presentes.
- · Atención médica, que consiste en que, junto con otras ONGs, comunidades religiosas y caritas diocesana, se organiza un dispensario médico, el cual atiende las atenciones primarias de las personas necesitadas. Esta atención se encuentra por ejemplo en nuestras parroquias como Delta Amacuro, San Félix, Caracas y Mérida.
- · Experiencias Juveniles, arte, cultura y deporte como medio de resistencia. En Venezuela, en cada uno de nuestros centros misioneros siguen apostando por el trabajo y la formación juvenil, así mismo, a la largo de 45 años, el movimiento ANCLA (Antonio Claret) sigue siendo esperanzador para formar los jóvenes para que sean agentes de la transformación.
- · Formación/Cursos para el emprendimiento, en las zonas de misiones como Delta Amacuro, San Félix, Barquisimeto, y Mérida, a través de las formaciones para el emprendimiento, se fortalecen los cursos de manualidades con el fin de capacitar las personas para sostener sus familias.
Estas experiencias son pequeñas iniciativas y pueden ser muy asistencialistas, pero son un paso para que podamos seguir acompañando los procesos sociales de las comunidades.
A manera de conclusión
En estos últimos años, algunos decían, la realidad de Venezuela ha mejorado, eso se refleja desde el abastamiento de los supermercados, donde los estantes están llenos de alimentos, la moneda que circula y los precios están en dólar, pero realmente, mucha de la población no tiene la capacidad de poder adquisitivo; por ello, en el nivel social se nota mucha brecha, entre el rico y el pobre.
Para los claretianos sigue siendo un reto seguir acompañando a este pueblo, caminar con él en medio de su realidad social y que surjan nuevas iniciativas que ayuden a los procesos sociales de las comunidades locales, reafirmando nuestra vocación y presencia misionera como signo de esperanza en medio de la realidad social que sufre.